Sin duda, la concepción del tiempo se ha teñido de otros colores en estas últimas semanas.

El confinamiento ha obligado a tod@s a replantearse en cómo y en qué ocupar y vivir todo el tiempo que teníamos, de repente, otra vez a nuestra disposición.

Y, si a la extraordinaria situación del lockdown, se le añade que una acaba de empezar un trabajo, un proyecto nuevo, entonces la excepcionalidad del momento se hace más grande.

Cuando en enero abrí al público mi web de Paramaparto, tenía la idea de presentar mi proyecto, mi bebé, de manera presencial, yendo a conocer a l@s profesionales del sector y estableciendo relaciones reales, presenciando los encuentros para crear vínculos.
Estaba muy ilusionada con la idea de poder empezar a trabajar en ello y de dar una herramienta útil a las familias que la necesitasen.

Pero la llegada de un estado de alarma, que de repente impedía la normalidad, me obligó a aparcar mi plan inicial para presentar el proyecto.
Tenía que aventurarme en el mundo digital y hacer el paso hacia las RRSS y ésto a mi nunca se me ha dado bien. Había ya invertido mucho trabajo y mucho tiempo para poder empezar. Hubo muchos intentos y mucho esfuerzo para crear el proyecto.

No os niego que de primera pensé “Lo dejo, no puedo más”.

Me sentía cómo en estos momentos del parto que crees que no puedes más, que ya lo has dado todo, que estás cansada. Y allí, tienes a tu comadrona que te da la mano y te dice “Ya estás, vas a poder hacerlo” y su voz te reconforta, te abraza, y sientes que no estás sola, recuerdas que eres poderosa y sientes que su apoyo te ayuda a terminar lo que empezaste.

Ésto es lo que me pasó con mi proyecto. Llevaba tres años trabajando en el desarrollo y en el concepto de Paramaparto y en este tiempo habían pasado muchas cosas, había vivido muchos obstáculos y había invertido mucha energía. Estaba cansada de sortear problemas. No me veía con fuerzas.

Y cuándo ya estaba a punto de dejarlo todo, tuve la ayuda y el sostén de Anabel, la informática que realizó la web de Paramaparto.

Encontrar a Anabel ha sido uno de los regalos hermosos de esta vida.

Anabel me rescató del naufragio que viví después de que un estafador me dejó con la web a medio hacer.
Ella me acompañó, me escuchó, me aconsejó, me marcó, me gruñó y me concedió. Siempre ha estado a disposición para hablar, crear y debatir.

Y cuándo yo me desanimé por la nueva situación que me obligaba a cambiar los planes de trabajo, ella me animó, me dio fuerzas para seguir, me indicó el camino y me acompañó.

Anabel ha sido la Comadrona de Paramaparto. Sin ella no hubiera podido llegar hasta aquí.

Sentirse acompañadas y saber que puedes contar con el apoyo de alguien sincera y honesta es un lujo.
Sus críticas constructivas me ayudaron a crecer y a aprender. Su apoyo me condujo hasta la realización.

Ha sido y es una maestra y una compañera de viaje de valor inestimable.

Estoy agradecida a la vida por el camino recorrido juntas.

Gracias Anabel. Amiga, madre, trabajadora y comadrona de mi proyecto.

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