Somos Aura y Clédor, vivimos en Senegal y ante el gran dilema, con todos los pros y contras de parir en Senegal o venir a mi tierra natal para parir, hemos decidido tomarnos unas vacaciones y que nuestra pequeña nazca en Cataluña.

La razón que hacía quedarme en Senegal a parir era la posibilidad de dar a luz en una tierra ancestral llena de respeto hacia la sabiduría instintiva femenina.

Pero hubo algo más fuerte que hizo decidirme venir a mi tierra natal. Juntamente a la vida que estoy gestando, siento que viene un proceso de cambio personal importante. Un cambio como mujer, donde paso a ser madre y algo en mi va a desaparecer para dar lugar a otras facetas mías, partes desconocidas hasta ahora. Es por eso que sentía la necesidad de cerrar esta etapa y empezar la nueva acompañada de mi familia. Aprovechar de este momento y el estado emocional donde me encuentro para aprender nuevamente y actualizarme desde este nuevo estar con mi familia y mi entorno natal.

Por eso, hemos decidido asumir el riesgo de venir a dar a luz aquí con todo lo que supone, como no poder tener un parto tan respetado como nos gustaría, ya que nuestra economía viene de Senegal y venir hasta aquí ya nos ha supuesto el gasto de todos los ahorros. Al pasar la mayor parte del embarazo fuera, pocas son las visitas que he realizado aquí, donde cada vez que voy al hospital me entra un no más rotundo a parir entre esas cuatro paredes, a dar la presencia de este momento íntimo de nuestras vidas a personas desconocidas y dar la posibilidad que no sea como yo siento que deseo ahora mismo. Porque, aunque vea que dicen (al menos los dos hospitales que he estado mirando) que respetan el proceso y las decisiones de la mujer, mi intuición me dice que no, que esto no será como yo necesito…

Llevo un embarazo donde mi percepción, mi instinto y el respeto hacia mí misma se han agudizado sorprendentemente, tomando conciencia de todo lo que me sucede y experimentando la vida y mis heridas desde una perspectiva de serenidad, claridad y amor. Y en este “primer mundo” actual, tengo el privilegio de poder decidir escuchar y respetar este proceso. Al mismo tiempo, siento que mi cuerpo, mis facultades mentales y mi capacidad de interacción e implicación emocional con el mundo están limitadas a gestar y nutrir la nueva vida que crece dentro de mí. Lo describiría metafóricamente como la gallina que un día desaparece aislándose del mundo, protegiéndose, empieza a hacer nido y al cabo de 21 días la ves paseándose con sus nuevos retoños… Y así lo sigo necesitando, seguir en mi nido, como yo sienta y con quien yo sienta. Es por eso que tengo máxima fe a que todo seguirá dándose de la manera más natural posible, donde pueda respetar mi sabiduría como mujer que sabe dar a luz y el tiempo y proceso que mi hija necesite para llegar a este mundo, acompañada como y con quien nosotras deseemos.

Es por eso que aún y disponer de recursos económicos cero, tengo confianza plena en cómo se está dando todo hasta ahora, en esta plataforma y en la gente que como yo, pone por delante de todo el respeto hacía sí misma y la sabiduría interna para poder dar a luz.